Monday, April 9, 2012

El MAU-MAU





En mis tiempos los reclutas del Ejército  de Tierra  israelí fueron movilizados en cuatro tandas, Cada  tres meses una promoción.  El de Agosto  era de los  “intelectuales” chicos de la ciudad, todos ellos graduados de la secundaria. De Noviembre los campesinos. (Les daban tiempo para que ayuden a sus mayores con las cosechas). De estas dos promociones solían salir el total de los oficiales. No existía Escuela de Oficiales como en otras partes de unos 4 años de duración. El proceso era así:
3 meses de instrucción básica  de infantería.
3 meses de instrucción básica  de artillería en el caso nuestro.
70 días de curso de jefe de cañón. Este te daba el  título de soldado primero.
70 días de curso de jefe de sección de infantería  en la base de paracaidistas llamada Shivta, en el Neguev. Ahí recibías el grado de cabo. Servidor llegó hasta ahí no más. Su grado de cabo primero le dieron por méritos casi finalizando el servicio.
3 meses de curso  de “samal” de infantería. Cabo primero o sargento segundo según los diferentes ejércitos.
9 meses de curso de oficial de artillería. Se graduaba como Seguen Mishne, Sub Teniente.
Es decir  en menos de dos años. Pero sigamos con las promociones.
En Febrero fueron llamados los de la ciudad  los chicos que no habían estudiado secundaria completa, más los rezagados de las dos primeras promociones por alguna razón.
El resto en Mayo. Nuevos inmigrantes, los desadaptados, delincuentes juveniles, los tarados, la flor y nata de la sociedad israelí, ja ja ja .Se  suponía que los nuevos inmigrantes,  casi todos de Europa  seremos una buena influencia para los demás. Pero sucedía todo lo contrario…
Mayo en hebreo se dice May, y viendo el origen y comportamiento indisciplinado y alocado de sus integrantes  les pusieron los Mau-Mau. Haciendo así alusión a los rebeldes de Kenia 1952-1960. contra los británicos, muy guerreros, locos y crueles con el nombre original. Con mucha honra sigo siendo un autentico Mau-Mau.
Tanto así, que a la semana de haber llegado a la base y viendo que se nos incumplía con la tradición no escrita de dar salida en el primer  Viernes por fin de semana para dejar en casa la ropa civil y abastecerse de cosas de se nos había olvidado, junto con un  1/3 de la Promoción, me escapé vía la cerca y me fui a casa. El domingo la mañana tal como hemos acordado,  regresamos como si nada hubiera pasado.
Como era imposible meter a la cárcel tantas personas, los superiores optaron en darnos 35 días de cárcel a condición, Es decir si durante un año no cometías otra falta grave, se borraba la condena.
Lo contrario sumaban las dos condenas   y te  enviaban al tristemente célebre prisión militar de Atlit, llamada Kele Shesh (prisión #seis). Notar la similitud de las dos palabras. Shesh y Seis.

Como suele suceder, pronto un cabo de instrucción me tomó de “punto” y empezó molestarme casi siempre sin razón. Me trataba mal de palabra, me acusaba injustamente de cosas, me ponía guardia nocturna a menudo como castigo. Casi siempre inmerecido. Yo tenía que aguantarme no más, sabiendo la condena pendiente que tenía. Hasta que un día…el vaso se derramó.
Estuvimos formados todo  el pelotón para salir a una marcha nocturna con equipo completo.
-Fusil, casco de acero,  200 cartuchos vivos (verdaderos), cinturón de lona con dos tirantes, bautizados como “sostén”, y cantimplora.
En la espalda una mochila grande de lona gruesa de unos 80x80x40 cm, llamado en hebreo “tadal” llena de ropa. Encima de esta otra mochila de unos 40x40x 20 cm., con utensillos de comida y aseo, llamado “pakal”.  Y además de todo esto dos frazadas reglamentarias. Pesaban como los mil demonios
Los instructores en cambio sólo llevaban el cinturón de lona con su cantimplora.
Como de costumbre el cabo, llamémoslo  Shraga, empezó a molestar. Yo no estaba de buen humor, así que le contesté mal. Razón lo cual el cabo me empujó (cosa que estaba terminantemente prohibido) que casi me caigo. Me enfurecí, tomé el fusil del caño cual mazo y a gritos de impropios en árabe y ruso me disponía matarlo con un golpe en la cabeza. Al percatar de mis intenciones este se dio la fuga, y yo  detrás de él. El resto del pelotón con otros 2 cabos de instrucción más, se quedaron helados, sin poder reaccionar.
Yo estaba tan ofuscado que (felizmente) ni se me ocurrió despojarme del equipaje pesado, ni cargar mi arma y dispararle. Así que después de unos 400 m. me cansé de correr, pudiendo así el “angelito” escapar. Shraga nunca más regresó al pelotón. Los otros dos cabos ya repuestos de la sorpresa me arrestaron y me llevaron a donde el Jefe de Instructores, un capitán.
El me  interrogó, así que le conté toda la historia. Al final me hizo salir de la tienda, para poder escuchar la versión de los dos cabos. Al parecer ellos me respaldaron, ya que cuando me hizo entrar de nuevo el “capi” no me levantó Tluna (acusación formal, ende un juicio) sino sólo me puso dos horas de guardia nocturna por una semana. ¡De lo que me salvé!

Epílogo: Después de un año y medio más o menos, ya siendo cabo, esperaba un aventón en las afueras de Afula, junto a  una estación de servicios para automóviles.
De lejos veo corriendo y gritando a un Sub-Teniente mi nombre. ¿Quién será me preguntaba? Pues  sí. Era Shraga. No me hacía muy feliz su presencia al principio debo confesarme. Pero él no tenía malas intenciones.
-¿Recuerdas nuestro incidente? Me preguntaba.
-Tuviste suerte que no te matara, le contesté.
-Lo sé me dijo riendo. Pero vamos a solucionar esto* me dijo. Entramos a la tienda de la estación y compró una botella de wiskey, una bolsa de hielo y dos vasos.. De ahí pasamos a  un parque para realizar el rito ancestral de los hombres que borran los malos entendidos.
Una vez consumida la botella  intercambiamos teléfonos y amigos de nuevo y esta vez para siempre. Nos despedimos con un largo abrazo, y cada uno a su casa.

¡Colorín, colorado, este cuento se ha acabado!

Sé que a mis lectores que no son israelíes y acostumbrados a la famosa “disciplina militar” el relato va parecer mentira o por lo menos una gran exageración. Pero todo y cada palabra es verdad,
El ejército israelí era y espero que aún lo sea diferente. Un pueblo en armas, donde la disciplina  diaria era casi inexistente, pero en combate si era eficiente y sobre todo auto-impuesta. Donde la relación oficialidad-tropa era de  todo, menos excluyente.





5 comments:

  1. Hasta cierto punto, la bravura de los reclutas , su rebeldía era bien visto por los mandos y oficiales.
    Recuerdo la vigencia de algo llamado fair fight. (pelea justa)
    El subalterno tenía la opción de desafiar a un superior a una pelea con las manos, desprovistos de camisas, de iguala igual si se sentía injustamente molestado por aquél.
    Y para el oficial o el mando desafiado, era preferible recibir una paliza, antes que rehuir al reto.
    Esto hubiera significado una deshonra y la perdida total de respeto de todos.

    Saludos HEIN.

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  2. En el cuerpo de La Legión Española, existe ese mismo día, se celebra en in ring como si fuera una pelea de lucha libre, el problema es que los mandos son expertos en artes marciales, Un saludo Don Amir.

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  3. Yo estrellé reglamentariamente el desvencijado Land-Rover Minerva que en aquel momento conducía por dentro del Regimiento contra un muro con tal de aplastar al mal bicho cuando lo ví.
    Pero Dios Todopoderoso no me dejó perderme, -ni a él morir aplastado-, y puso un portillo en el muro por el cual se me escapó el bicho... y yo me arreé un trompazo contra los pilotes de granito que protegían el portillo, que casi se le paró el reloj a mi padre. (Así me enteré que el chasis de los Land-Rovers no era ninguna cosa del otro mundo).
    Al día siguiente -ya en casa se dieron cuenta que yo no contaba historias de mozuelo acongojonado por la mili- me apañaron un traslado.
    Y si un día se me viene el bicho -que sé que he de perdonar- si un día, repito, se me viene el ******* aquel con una botella de Jack Daniels en la mano no sé cómo hubiera reaccionado, la verdad.
    Quizá todo dependiera de si me pillaba armado.
    Nota: Yo era de Agosto... y eso en España no se perdona jamás.
    ------------------
    Una abrazo enorme, mi Primero Globus!

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  4. Quien mas y quien menos casi todos hemos sido testigos, algunos protagonistas directos, de escenas como ésta y eso hace pensar en que la naturaleza humana es algo que está por encima de razas, nacionalidades u otras condiciones....
    Mis felicitaciones al Cabo Amir, que seguro que donde ponía el ojo, ponía el proyectil....

    Sergio Valdés

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  5. Bella historia cabo....

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